La Inteligencia Artificial ha pasado de ser una herramienta emergente a convertirse en una pieza central del funcionamiento de muchas organizaciones. Según IDC, se espera que la inversión en Inteligencia Artificial en Europa alcance los 144.600 millones de dólares en 2028, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 30,3 % entre 2024 y 2028. Este crecimiento exponencial ha traído consigo nuevas preguntas sobre cómo usar esta tecnología de forma segura, transparente y ética. La respuesta por parte de la Unión Europea no se ha hecho esperar: una nueva ley que marca un punto de inflexión.
El Reglamento de Inteligencia Artificial, conocido como AI Act, fue aprobado por el Parlamento Europeo en marzo de 2024 y entró en vigor oficialmente el 1 de agosto del mismo año. Se trata de la primera norma del mundo que regula de forma integral el uso de la IA, con el objetivo de garantizar que su despliegue no solo sea útil o rentable, sino también respetuoso con los derechos fundamentales y con los principios democráticos. A diferencia de otros marcos regulatorios, esta ley no se limita a dictar prohibiciones, sino que propone una clasificación de riesgos que determina qué obligaciones tendrá cada sistema según su nivel de impacto en la sociedad.
En este sentido, la ley distingue entre sistemas de alto riesgo —como los que se aplican en sectores sensibles como la sanidad, el empleo, la educación o la justicia— y usos más generales que implican menos exigencias legales. En los casos de mayor riesgo, las organizaciones estarán obligadas a garantizar la trazabilidad de los datos, a supervisar el funcionamiento de los algoritmos y a ofrecer explicaciones comprensibles sobre cómo se toman las decisiones. Incluso los sistemas considerados de riesgo limitado deberán ser identificables como herramientas artificiales, especialmente si el usuario puede pensar que está interactuando con una persona real. Por ejemplo, los contenidos generados por IA, como imágenes, textos o vídeos, tendrán que ir claramente etiquetados.
La legislación en España
España, por su parte, no se ha limitado a aplicar el reglamento europeo, sino que ha iniciado su propia adaptación legal. En marzo de 2025, el Gobierno presentó un anteproyecto de ley que refuerza algunos aspectos del AI Act y pone el foco en cuestiones clave como la protección de menores o el uso de la IA en la administración pública. Este marco nacional prevé, entre otras cosas, que las plataformas digitales estén obligadas a verificar el consentimiento de los progenitores antes de permitir el acceso de menores, además de establecer límites claros al uso de tecnologías como el reconocimiento facial o los deepfakes con fines sexuales o manipulativos. En este nuevo escenario, la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificialjugará un papel fundamental como organismo de control.
La Inteligencia Artificial en las empresas
Para las empresas, esta legislación representa un cambio de paradigma. No se trata solo de cumplir con una nueva normativa, sino de revisar cómo se diseña, implementa y supervisa cualquier sistema que use IA. Esto implica, en la práctica, realizar una evaluación previa de riesgos antes de poner en marcha una solución tecnológica, asegurar que los modelos sean auditables, documentar cómo y por qué toman decisiones, y establecer procedimientos de revisión periódica. Además, será clave formar a los equipos internos para que puedan identificar y corregir posibles sesgos o errores éticos en el uso de estas tecnologías. No menos importante será estar al día en cuanto a documentación legal, ya que las sanciones por incumplimiento pueden llegar a ser muy elevadas, tanto en términos económicos como reputacionales.
En definitiva, la nueva ley no solo obliga a las empresas a adoptar una actitud más responsable con la tecnología, sino que les ofrece una oportunidad para ganar confianza y legitimidad frente a clientes, inversores y equipo. Adoptar la IA con garantías no solo evita sanciones, sino que refuerza la credibilidad y el valor a largo plazo del negocio. Por eso desde exceliaacompañamos a las organizaciones en este proceso de adaptación, ayudándolas a aprovechar el potencial de la Inteligencia Artificial sin renunciar a la ética, la legalidad ni la transparencia. El futuro de la IA ya está aquí. La clave está en cómo lo gestionamos.